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Política y Economía |La polémica presidencia desarrollista

Las contradicciones de Frondizi, entre la lucha sindical y la presión militar

Las contradicciones de Frondizi, entre la lucha sindical y la presión militar

Tras ser destituido por las FF.AA., Arturo Frondizi estuvo preso en la isla Martín García y luego fue trasladado al hotel Tunquelén / web

24 de Marzo de 2024 | 01:32
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Sin lugar a dudas, Arturo Frondizi fue uno de los políticos más polémicos de la historia argentina. Se presentó a las elecciones de febrero de 1958 como un dirigente de centro izquierda y actuó como un presidente de centro derecha. Durante los casi cuatro años de ejercicio presidencial, prescindió de la política a la que reemplazó por el “eficientismo económico”. Y más allá de su capacidad intelectual, no pudo superar sus propias contradicciones en el ejercicio del poder.

Este desprecio por la política como instrumento regulador de los conflictos, comenzó en la Convención de la UCR que lo proclamó candidato a presidente, sin cumplir el paso previo de ganar las elecciones internas partidarias. Lo que provocó el cisma radical de 1956, que dividió a este partido en dos agrupaciones: la Unión Cívica Radical Intransigente que lideró el propio Frondizi y la Unión Cívica Radical del Pueblo a cuyo frente estuvo Ricardo Balbín.

La alianza que gestó con el empresario y excomunista Rogelio Frigerio, la más duradera de su carrera política, le garantizó un acuerdo con Juan Domingo Perón que le proporcionó los votos necesarios para sellar su triunfo electoral en 1958 sobre Balbín. Pero sufrió un hostigamiento incesante por parte del sindicalismo peronista que estaba construyendo un “peronismo sin Perón” bajo la conducción del dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor.

 

Un aspecto que generó controversias en el gobierno de Frondizi fue su política petrolera

 

La revista “Que sucedió en 7 días”, dirigida por Frigerio fue la vocera del frondizismo, “un grupo ideológicamente heterogéneo donde convivían el propio Frigerio, el nacionalista Raúl Scalabrini Ortiz, los peronistas Arturo Jauretche y José María Rivera y el excomunista Juan José Real” (Claudio Belini y Juan Carlos Korol, Historia Económica de la Argentina).

Tampoco pudo calmar de los militares, que lo acosaron durante todo su mandato. Con una conducción profundamente anticomunista y antiperonista, los cuadros de las Fuerzas Armadas desconfiaron siempre de un presidente intelectual con un fuerte discurso nacionalista y antiimperialista. Por lo menos en su tránsito al poder.

Como escribió Marcos Novaro en su Historia de la Argentina (1955-2010) “del entusiasmo desarrollista inicial a la pérdida de casi todos los apoyos, el gobierno de Frondizi cabalgó entre dos factores de poder predominantes: los sindicalistas peronistas y los militares”. Su desgaste fue permanente.

Tema clave

Uno de los aspectos que más controversias generó el gobierno de Frondizi fue su política petrolera.

Antes de que asumiera la Presidencia Frondizi escribió “Política y Petróleo”, donde criticó con dureza las concesiones petroleras otorgadas por Perón a empresas estadounidenses (en especial la Standard Oil) en 1954. Luego, durante la Revolución Libertadora, insistió en esa posición nacionalista, manifestando que era posible autoabastecerse y al mismo tiempo mantener la “dignidad nacional”.

Ya Presidente, en julio de 1958 anunció su plan petrolero cuyo objetivo era que el país alcanzase el autoabastecimiento de hidrocarburos. Su plan de concesiones a empresas petroleras extranjeras (sin aprobación del Congreso) tuvo un costo político muy grande para el Gobierno. Incluso le ocasionó la renuncia de su vicepresidente, Alejandro Gómez, disconforme con esta política.

Para justificar su política, Frondizi dijo: “Cuando asumimos al gobierno, las reservas de oro ascendían a 125 millones de dólares, y el conjunto de oro y divisas a poco más de 250 millones de dólares. A su vez el 1 de mayo al 31 de diciembre [1958] habrá que cumplir con compromisos por valor de 645 millones de dólares en el exterior. No disponemos por lo tanto, ni de un gramo de oro en el Banco Central para YPF”.

La mayoría de los funcionarios de Frondizi, salvo Frigerio, estaban en contra de estas medidas. También los sindicatos y los universitarios. La opinión pública contraria a los acuerdos petroleros de Frondizi fue creciendo, más allá de que efectivamente el país logró el autoabastecimiento petrolero en 1963. Pero durante el gobierno de Arturo Illia, que dio de baja esos contratos.

Otra de las contradicciones del gobierno de Arturo Frondizi fue su política con el sindicalismo peronista. Frondizi había apoyado a los gremios con la ley de Asociaciones Profesionales (ley 14.455 de 1958), que regulaba la vida gremial y confirmaba el modelo instaurado en 1945 por el entonces Coronel Perón, dándole gran poder a la cúpula sindical (Daniel James, Resistencia y Liberación. El peronismo y la clase trabajadora argentina).

También les otorgó un aumento del 60% de los salarios y la amnistía política para aquellos dirigentes sindicales enjuiciados durante el gobierno de la Revolución Libertadora.

Pero la aplicación de un plan económico de orientación ortodoxa y monetarista que restringió el consumo y licuó los salarios en medio de un aumento de la inflación del de 22,5% de 1958 al 129,5% en 1959, provocó una oleada de conflictos sindicales, sobre todo en los gremios bancario, textil y metalúrgico.

 

En 1959, Fidel Castro, en ese momento Primer Ministro de Cuba, visitó Buenos Aires

 

La receta económica ortodoxa que generó los conflictos con el sindicalismo peronista comenzó en diciembre de 1958, cuando Argentina firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) su primer acuerdo Stand By por 75 millones de dólares. Argentina había ingresado en el FMI en 1956.

Como respuesta al giro económico del gobierno de Frondizi tras el acuerdo con el FMI, Perón reveló en 1958 el acuerdo firmado con Frigerio antes de las elecciones y proliferaron los pedidos de renuncia al presidente (sobre todo de la UCR del Pueblo) y los llamados a los militares para que lo derrocaran.

Para contrarrestar la “intranquilidad” militar y consolidar su plan represivo contra los sindicatos, el Gobierno instrumentó en noviembre de 1958 el denominado Plan de Conmoción Interna del Estado (Conintes) que otorgó a las Fuerzas Armadas amplias funciones represivas e incluso les permitía juzgar a huelguistas o a “militantes Revoltosos”.

Por el Plan Conintes miles de personas fueron detenidas y al menos 111 fueron condenadas en juicios sumarios realizados por consejos militares de guerra. En el mismo marco, decenas de miles de trabajadores de los transportes y servicios públicos fueron incorporados forzadamente al servicio militar y puestos bajo el mando de las fuerzas armadas. También fueron intervenidos sindicatos y clausurados locales partidarios.

Concesiones

Fue la primera de las concesiones que Frondizi debió otorgarle a la inquieta cúpula de las Fuerzas Armadas. En ese momento era ministro de Economía Emilio Donato del Carril. Pero presionado por los militares, el 25 de Junio de 1959 Frondizi designó en Economía al liberal Alvaro Alsogaray que implementó un duro plan de ajuste fiscal. “Hay que pasar el invierno” fue la frase que utilizó Alsogaray para graficar su política económica.

Convencido de que el camino del desarrollo estaba en la industrialización del país, Frondizi promulgó la Ley 14.780 de inversiones extranjeras, que aseguraba el libro giro de utilidades a las empresas, eliminando los controles establecidos por la ley peronista de 1953 y la ley 14.781 de promoción industrial, que otorgó al Ejecutivo amplias facultades para establecer por decreto regímenes especiales de fomento sectorial.

A través de la ley 15.801 del 17 de enero de 1961 se alentó la inversión privada en el sector siderúrgico. “Para el desarrollismo la siderurgia, y particularmente la producción de productos siderúrgicos, significo el vehículo a través del cual se llegaría al desarrollo” expresó Juan Carlos De Pablo.

Para ello se dispuso otorgar distintas facilidades aduaneras y fiscales a las empresas que se instalaran o ampliaran fábricas siderúrgicas. A partir de estas medidas se agilizó la construcción de SOMISA, inaugurando en julio de 1961 el primer Alto Horno de la empresa.

Este es un ejemplo del intento del gobierno de ir hacia atrás en el proceso productivo. Posteriormente se llevó a cabo la licitación para la explotación de los yacimientos de Sierra Grande en Río Negro.

La industria automotriz

Otra rama de la industria que se desarrolló notablemente en este período fue la automotriz. Se instalaron terminales de Ford y General Motors a raíz de la promoción de facilidades para su radicación.

“Las líneas de producción de las empresas automotrices creadas en la Argentina estaban muy por debajo de los estándares internacionales normales. En 1960 había 21 productores para un mercado de 100.000 vehículos por año, es decir un mercado que, por los estándares de producción del momento, difícilmente habría bastado para más de uno o dos productores de costo eficiente.

Al mismo tiempo, la expansión de la rama automotriz, bastante intensiva en insumos importados, agotaba en gran parte el ahorro de divisas que se había logrado por la política petrolera. Las empresas, eliminando los controles establecidos por la ley peronista de 1953 y la ley 14.781 de promoción industrial, que otorgó al Ejecutivo amplias facultades para establecer por decreto regímenes especiales de fomento sectorial.

“Pero el desarrollismo de Frondizi y Frigerio no tuvo en cuenta las limitaciones externa, confundiendo la presunta insuficiencia de capitales con la falta de ahorro, la diferencia entre ahorro interno y divisas. Esta lectura equivocada genera un esquema contrapuesto a los intereses postulados de independencia económica ya que al verse obligado a la necesidad de contar con capitales externos bloquea la fuente generadora de capitales propios y promueve la dependencia externa, un desarrollo inviable y desequilibrio de la balanza de pagos” (Gerardo Ángel Blanco, El desarrollismo de Frondizi…).

Desestabilización

Pero el factor que terminó de desestabilizar al gobierno de Frondizi la combinación de oposición peronista y desconfianza de los militares.

La cuestión cubana era una de las razones. En 1959 Fidel Castro, en ese momento Primer Ministro de Cuba, visitó Buenos Aires para una reunión de la OEA. Y el presidente Frondizi lo recibió en la quinta presidencial de Olivos. Dos años más tarde, Frondizi que encontró con el Che Guevara (ministro de Industria de Cuba) en Punta del Este.

 

Perón reveló en 1958 el acuerdo firmado con Frigerio antes de las elecciones

 

Tras la entrevista con el Che Guevara, Frondizi debió afrontar uno de los más virulentos planteamientos militares. Lo cierto es que en cuanto a su política exterior, hay que decir que fue uno de los pocos temas en los que cumplió el programa de su campaña electoral, en 1958 según Felipe Pigna.

El otro asunto en el que los militares desconfiaron de Frondizi fue en la apertura electoral al peronismo, que estaba proscripto desde la revolución de 1955. En las elecciones de 1962 el justicialismo a través de la Unión Popular triunfó en las gobernaciones de Buenos Aires, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Río Negro.

Ante esta situación y jaqueado por la cúpula militar, Frondizi se vio obligado a intervenir todas las provincias donde habían triunfado los seguidores de Perón. Pero los militares ya estaban decididos a reemplazarlo, creyendo que la apertura del Presidente hacia el peronismo había ido demasiado lejos.

Y lo expulsaron del poder el 29 de marzo de 1962. Otro ciclo político se había agotado.

En las elecciones de marzo de 1962 triunfó el peronismo en la provincia de Buenos Aires, con una fórmula que encabezó el dirigente sindical Andrés Framini y desató una crisis política que culminó con el derrocamiento del presidente Arturo Frondizi. Dejó el Gobierno en medio de la indiferencia popular.

 

 

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